Mollendo es una ciudad pequeña de aproximadamente diecisiete mil habitantes, con un solo hospital,sin camas UCI por supuesto; hospital que ya antes de todo esto era un desastre, al que asisten también de otras ciudades y pueblos de la provincia porque es lo"mejor"que hay.
Hoy todos los días muere gente, un amigo, conocido, pariente, no siempre en el hospital, muchos sabemos que acá el hospital no garantiza nada y se hace a veces un mayor riesgo; otros no mueren en Mollendo, salen de acá intentando salvar sus vidas en otro lado, pero¿a dónde ir?
Ayer una radio local organizó la distribución pública de dosis de ivermectina para prevención, la gente se aglomera, la policía interviene, informa que eso no previene que se arriesgan y se exponen al contagio por aglomeración, la gente grita, se desespera. Una buena intención, pero desinformada e imprudente.
Así como Mollendo el Perú está repleto de infiernos grandes, al menos el nuestro tiene un hospital cerca, otros infiernos ni eso. No busco culpables, no ahora, esta es una serie de eventos desfavorables que encontraron el contexto perfecto para convertirse en un peor infierno. Pero tenemos que aprender, si no esto no habrá servido de mucho, entender que es nuestra tarea como ciudadanos y como sociedad hacer que en el Perú los pueblos chicos no sean infiernos grandes y eso pasa por nuestras decisiones, nuestra empatía y nuestro sentido común y del bien común.
Finalmente debemos asumir esto con estoicismo, sin dejar de luchar, pero entendiendo que la tristeza y la muerte son parte de la vida, sin olvidar nunca que es nuestra responsabilidad lograr, en palabras de Borges, "que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno".
Mollendo, 19 de Julio del 2020
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