Mi mamá siempre dice:
“tú lo ensucias, tú lo limpias”. Esa fue, es y será su forma de enseñarnos que
debemos afrontar con responsabilidad las consecuencias de nuestros actos y
buscar el modo de enmendar aquellas cosas que hacemos mal, o que nos generan consecuencias
impropias; y personalmente, así lo he hecho en el transcurso de mi vida. A mi abuelo le escuchaba decir: “todo problema
tiene solución si no, no hay problema”. Nunca me lo dijo directamente, pero
siempre he entendido esto como que un problema sin solución simplemente deja de
ser un problema y pasa a ser una condición con la que tenemos que vivir y a la
que debemos adaptarnos. Otra frase recurrente en mi familia, es esa que dice:
“no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”. Esta en particular,
puede entender de forma más literal, y creo que no precisa mayor explicación.
Hoy entiendo perfectamente
que todas esas frases tan usadas, llevan una enseñanza; cada una de ellas tiene,
además de mucho sentido, la buena intención de demostrar algo que debemos tener
presente si queremos afrontar a esta vida de la mejor manera posible, en
cualquiera de sus ámbitos.
Por estos días
mucho se escucha sobre el confrontamiento entre los poderes del estado, ejecutivo
y legislativo, y del muy posible adelanto de elecciones, solicitado por el
propio presidente Vizcarra. Escuchamos a analistas políticos dando sus opiniones
sobre la viabilidad de este pedido; algunos lo ven totalmente viable y
constitucionalmente permitido, otros en cambio, se muestran en contra. Quienes están
en contra argumentan que uno de los pilares de la democracia en un estado de
derecho es la continuidad del parlamento, e incluso van más allá y dicen que
debemos asumir el costo de nuestras decisiones y si fue el pueblo peruano el
que eligió a este congreso, somos los responsables directos de su
comportamiento, entonces debemos dejar que terminen su periodo.
Surgen así cuestionamientos
totalmente válidos. Es que acaso, ¿no tiene el pueblo peruano el derecho, la posibilidad
si quiera, de enmendar su error?; error al que, valga decirlo, ha sido inducido
por esos mismos que fueron elegidos y que han mostrado siempre un total
desprecio por el pueblo peruano, algunos de ellos acusados de actos delictivos,
otros incluso con sentencia. ¿No debe acaso la misma constitución, en
salvaguarda de esa democracia que la originó, ser la que garantice que el
pueblo tenga esa posibilidad? Si el problema es el congreso pues la solución es
prescindir de ellos, no se ataca al congreso como institución, se habla de prescindir
de este parlamento entendido como un conglomerado de gente, nada decente, que
ha incursionado en política por cualquier motivo menos amor al país. Ni el Perú,
ni ningún país merece vivir con ese problema a cuestas, ni mucho menos pasar a
convertirlo en una condición. ¿Qué diría de la democracia de sí misma, si
permitiera tal efecto? Y si bien es cierto este mal no durará cien años, son
suficientes cuatro para entender que no podemos resistir uno más; son
suficientes cuatro años para entender que dejar esta oportunidad de enmendar
ese error, cometido en las urnas, daría una muestra clara que la democracia no
solo esta fallando, dada su imperfección natural, como sistema de gobierno; se estaría
mostrando que la democracia no sirve para garantizar, por lo menos, que quienes
accedan a representar al pueblo sea gente decente, cuyo fin último es el de
buscar el bien común para aquellos que los eligieron como sus representantes.
Finalmente, ¿no
es acaso, la democracia, esa forma de gobierno en la que el pueblo es quien debe
no solo elegir, si no además controlar a sus gobernantes?¿cómo quedaría la
democracia, si ella misma no nos permite sacar del poder a aquellos que solo
hacen daño y laceran el futuro de una nación? Es en honor a esa democracia que
el pueblo debe tener la posibilidad de corregir el error cometido, el error de
confiar en aquellos que no debía. Como diría mi mamá, tú lo ensucias, tú lo
limpias.
Roberto Álvaro
Mollendo 05/09/2019
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